miércoles, 31 de octubre de 2012

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS DE LOS FIELES DIFUNTOS


Este jueves, día 1 de noviembre celebramos la Solemnidad de todos los Santos. A las 12:00 horas celebraremos la Eucaristía en la Parroquia de Santiago.

El viernes, día 2, a las 16.00 horas desde la Parroquia de Santiago , con motivo de la Solemnidad de los Fieles Difuntos, tendrá lugar el traslado de la imagen de Nuestra Señora del Carmen “intercesora de las ánimas del purgatorio” rezándose el Santo Rosario por las calles hasta el cementerio, allí se celebrará la Eucaristía a las 17.00 horas ante la Virgen y a su término regreso hasta su templo. En caso de condiciones meteorológicas adversas, el Rosario y la Eucaristía se celebrarían a la hora prevista en el interior de la Parroquia de Santiago.


martes, 30 de octubre de 2012

MARTES TRIGÉSIMO DEL TIEMPO ORDINARIO.

Santo(s) del día: San Saturnino.

Santo Evangelio según San Lucas 13, 18-21.

En aquel tiempo, Jesús decía: ¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.
Dijo también: ¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.

Meditación:

Del Bautismo deriva también un modelo de sociedad: la de los hermanos. La fraternidad no se puede establecer mediante una ideología y mucho menos por decreto de un poder constituido. Nos reconocemos hermanos a partir de la humilde y profunda conciencia del ser hijos del único Padre celestial. Como cristianos, gracias al Espíritu Santo, recibido en el Bautismo, se nos ha concedido el don y el compromiso de vivir como hijos de Dios y como hermanos, para ser como "levadura" de una humanidad nueva, solidaria y llena de paz y esperanza. En esto nos ayuda la conciencia de tener, además de un Padre en los cielos, también una madre, la Iglesia, de la que la Virgen María es modelo perenne. A ella le encomendamos los niños recién bautizados y sus familias, y le pedimos para todos la alegría de renacer cada día "de lo alto", del amor de Dios, que nos hace sus hijos y hermanos entre nosotros. Benedicto XVI, 10 de enero de 2010.

domingo, 28 de octubre de 2012

DOMINGO TRIGÉSIMO DEL TIEMPO ORDINARIO.


Santo(s) del día: San Simón Cananeo.

Santo Evangelio según San Lucas 10, 46-52.

En aquel tiempo, mientras Jesús salía de Jericó acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Bartimeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: ¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí! Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Llaman al ciego, diciéndole: ¡Animo, levántate! Te llama. Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? El ciego le dijo: Rabbuní, ¡que vea! Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

Meditación:

Y Bartimeo, tras recobrar la vista -narra el evangelio- "lo sigue por el camino", es decir, se convierte en su discípulo y sube con el Maestro a Jerusalén para participar con él en el gran misterio de la salvación. Este relato, en sus aspectos fundamentales, evoca el itinerario del catecúmeno hacia el sacramento del bautismo, que en la Iglesia antigua se llamaba también "iluminación". La fe es un camino de iluminación: parte de la humildad de reconocerse necesitados de salvación y llega al encuentro personal con Cristo, que llama a seguirlo por la senda del amor. Según este modelo se presentan en la Iglesia los itinerarios de iniciación cristiana, que preparan para los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. En los lugares de antigua evangelización, donde se suele bautizar a los niños, se proponen a los jóvenes y a los adultos experiencias de catequesis y espiritualidad que permiten recorrer un camino de redescubrimiento de la fe de modo maduro y consciente, para asumir luego un compromiso coherente de testimonio. Benedicto XVI, 29 de octubre de 2006.

miércoles, 24 de octubre de 2012

MIÉRCOLES VIGÉSIMO NOVENO DEL TIEMPO ORDINARIO.

Santo(s) del día: San Antonio M. ªC.

Santo Evangelio según San Lucas 12, 39-48.

Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre». Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?» Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: "Mi señor tarda en venir", y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. «Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.
Meditación:

La Palabra de Dios nos advierte de la fugacidad de la existencia terrenal y nos invita a vivirla como una peregrinación, manteniendo la mirada en la meta, en aquél Dios que nos ha creado y, porque nos ha hecho para sí, es nuestro destino último y el sentido de nuestro vivir. Paso obligado para llegar a tal realidad definitiva es la muerte, seguida del juicio final. El apóstol Pablo recuerda que "el día del Señor vendrá como un ladrón de noche", es decir sin previo aviso. La conciencia del retorno glorioso del Señor Jesús nos impulsa a vivir en una actitud de vigilancia, esperando su manifestación en la constante memoria de su primera venida. [...] ¡Queridos hermanos, acojamos la invitación a la vigilancia, a la que tantas veces nos llaman las Escrituras! Es la actitud de quien sabe que el Señor volverá y querrá ver en nosotros los frutos de su amor. La caridad es el bien fundamental que nadie puede dejar de hacer fructificar y sin el cual todo otro don es vano. Benedicto XVI, 13 de noviembre de 2011.

domingo, 21 de octubre de 2012

ORACIÓN A JESÚS CAUTIVO

Jesús Cautivo, postrado en tu presencia
y con el mayor fervor de mi alma, te
pido y suplico que imprimas en mi
corazón vivos sentimientos de fe,
esperanza y caridad, verdadero dolor
de mis pecados y firme propósito de
enmendarme; mientras que, con
gratitud y dolor, contemplo en tu imagen
Cautiva la grandeza de tu amor por
cada uno de nosotros. Señor Jesús,
escucha mi oración y ten misericordia
de mí. Tú que vives y reinas con el
Padre, en la unidad del Espíritu Santo,
y eres Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

jueves, 18 de octubre de 2012

JUEVES VIGÉSIMO OCTAVO DEL TIEMPO ORDINARIO.

SAN LUCAS:

Breves notas en las Cartas de San Pablo son las únicas noticias que la Sagrada Escritura nos presenta sobre San Lucas, el solícito investigador de la buena noticia y autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Por sus apuntes de viaje, es decir, por las páginas de los Hechos en los que San Lucas habla en primera persona, podemos reconstruir parte de su actividad misionera. Fue compañero y discípulo de los apóstoles. El historiador Eusebio subraya: “... tuvo relaciones con todos los apóstoles, y fue muy solícito”. De esta sensibilidad y disponibilidad suyas hacia el prójimo nos da testimonio el mismo San Pablo, unido a él por grande amistad. En la carta a los Colosenses leemos: “Os saluda Lucas, médico amado...”.

La profesión médica nos trace suponer que él se dedicó mucho tiempo al estudio. Su formación cultural se nota también por el estilo de sus libros: su Evangelio está escrito en un griego sencillo, limpio y bello, rico en términos que los otros tres evangelistas no tienen. Hay que hacer otra consideración sobre su Evangelio, a más del hecho estilístico e historiográfico: Lucas es el evangelista que mejor que lo otros nos pintó la humana fisonomía del Redentor, su mansedumbre, sus atenciones para con los pobres y los marginados, las mujeres y lo pecadores arrepentidos. Es el biógrafo de la Virgen y de la infancia de Jesús. Es el evangelista de la Navidad. Los Hechos de los Apóstoles y el tercer Evangelio nos hacen ver el temperamento de San Lucas, hombre conciliador, discreto, dueño de sí mismo; suaviza o calla expresiones que hubieran podido herir a algún rector, con tal que esto no vaya en perjuicio de la verdad histórica.
Al revelarnos los íntimos secretos de la Anunciación, de la Visitación, de la Navidad, él nos hace entender que conoció personalmente a la Virgen. Algún exégeta avanza la hipótesis de que fue la Virgen María misma quien le transcribió el himno del “Magnificat”, que ella elevó a Dios en un momento de exultación en el encuentro con la prima Isabel. En efecto, Lucas nos advierte que hizo muchas investigaciones y buscó informaciones respecto de la vida de Jesús con los que fueron testigos oculares.

Santo Evangelio según San Lucas 10, 1-9.

En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa." Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros."

lunes, 15 de octubre de 2012

LUNES VIGÉSIMO OCTAVO DEL TIEMPO ORDINARIO.


Santo(s) del día: Santa Teresa de Jesús.

Santo Evangelio según San Lucas 11, 29-32.

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús y él se puso a decirles: Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.

Meditación:

Es una señal, es un dedo que indica hacia lo esencial. Nos muestra que sólo Dios basta; que más allá de todo lo que puede haber en este mundo, más allá de nuestras necesidades y capacidades, lo que cuenta, lo esencial es conocer a Dios. Sólo Dios basta. Y este "sólo Dios" él nos lo indica de un modo dramático. Y, al mismo tiempo, esta vida realmente europea que, de santuario en santuario, abraza todo el continente europeo hace evidente que aquel que se abre a Dios no se aleja del mundo y de los hombres, sino que encuentra hermanos, porque por parte de Dios caen las fronteras; sólo Dios puede eliminar las fronteras porque gracias a él todos somos hermanos, formamos parte los unos de los otros; hace presente que la unicidad de Dios significa, al mismo tiempo, la fraternidad y la reconciliación de los hombres, el derribo de las fronteras que nos une y nos cura.Benedicto XVI, 16 de abril de 2012.

domingo, 14 de octubre de 2012

DOMINGO VIGÉSIMO OCTAVO DEL TIEMPO ORDINARIO.

Santo(s) del día: San Calixto.

Santo Evangelio según San Marcos 10, 17-30.

En aquel tiempo, cuando Jesús se ponía ya en camino, se le acercó corriendo un hombre y arrodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.» El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.» Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.» Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!» Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.» Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.» Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna.

Meditación:

La vocación cristiana brota de una propuesta de amor del Señor y puede realizarse solo gracias a una respuesta de amor. [...] A ejemplo de tantos discípulos de Cristo, acoged también vosotros, queridos amigos, con gozo la invitación al seguimiento, para vivir intensamente y con fruto en este mundo. Con el Bautismo, de hecho, él llama a cada uno a seguirlo con acciones concretas, a amarlo por encima de todo y a servirlo en los hermanos. El joven rico, por desgracia, no acogió la invitación de Jesús y se fue entristecido. No había encontrado el valor de apartarse de los bienes materiales para encontrar el bien más grande propuesto por Jesús. La tristeza del joven rico del Evangelio es la que nace del corazón de cada uno cuando no se tiene el valor de seguir a Cristo, de realizar la elección correcta. ¡Pero nunca es demasiado tarde para responderle! Jesús no se cansa nunca de volver su mirada de amor y de llamar a ser sus discípulos, pero Él propone a algunos una elección más radical. Benedicto XVI, 15 de marzo de 2010.

sábado, 13 de octubre de 2012

SÁBADO VIGÉSIMO SÉPTIMO DEL TIEMPO ORDINARIO.

Santo(s) del día: San Eduardo
Santo Evangelio según San Lucas 11, 27-28.
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las turbas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: ¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron! Pero Él dijo: Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.
Meditación:
Ante la exclamación de una mujer que entre la muchedumbre quiere exaltar el vientre que lo ha llevado y los pechos que lo han criado, Jesús muestra el secreto de la verdadera alegría: "Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen". Jesús muestra la verdadera grandeza de María, abriendo así también para todos nosotros la posibilidad de esa bienaventuranza que nace de la Palabra acogida y puesta en práctica. Por eso, recuerdo a todos los cristianos que nuestra relación personal y comunitaria con Dios depende del aumento de nuestra familiaridad con la Palabra divina. Finalmente, me dirijo a todos los hombres, también a los que se han alejado de la Iglesia, que han abandonado la fe o que nunca han escuchado el anuncio de salvación. A cada uno de ellos, el Señor les dice: "Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos". Benedicto XVI, Exhortación apostólica post sinodal Verbum domini, n. 124.

viernes, 12 de octubre de 2012

VIERNES VIGÉSIMO SÉPTIMO DEL TIEMPO ORDINARIO.

Nuestra Señora del Pilar
Este nombre, uno de los más abundantes en España,tiene un origen curioso. Fue la misma Virgen María la que se apareció al apóstol Santiago que estaba desanimado mientras evangelizaba la patria española.

Se le apareció en carne mortal cuando, junto al Ebro, y sentado en una piedra o pila, quería llegar hasta otros lugares predicando la Buena Nueva del Evangelio.

Santiago llevaba inscritas en su corazón las últimas recomendaciones de Jesús: "Id por todo el mundo predicando el Evangelio y bautizando a la gente en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".

Dicen que la misma Virgen le dejó una imagen como recuerdo del inolvidable encuentro. Y el mandato de que le construyera allí un templo.

Hoy es la fiesta nacional en España y también el día de la Hispanidad. Las banderas de las naciones sudamericanas llenan este lugar. En la misa de hoy se leen estas palabras:"La devoción al Pilar tiene una gran repercusión en Iberoamérica, cuyas naciones celebran la fiesta del descubrimiento de América en este día".

¡Felicidades a las personas que lleven este nombre y en especial a nuestra hermana Pilar Dávila Cabañas, la secretaria de nuestra hermandad!
 Santo Evangelio según San Lucas 11, 15-26.
Pero algunos de ellos decían: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios".
Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra.
Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul.
Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.
Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras,
pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: 'Volveré a mi casa, de donde salí'.
Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada.
Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio".

miércoles, 10 de octubre de 2012

MIÉRCOLES VIGÉSIMO SÉPTIMO DEL TIEMPO ORDINARIO.

Santo(s) del día: Santo Tomás.

Santo Evangelio según San Lucas 11, 1-4.

Sucedió que, estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos». Él les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación».

Meditación:

El Compendio del Catecismo de la Iglesia católica encontramos una respuesta clara: "Jesús nos enseña a orar no sólo con la oración del Padre nuestro" -ciertamente el acto central de la enseñanza de cómo rezar-, "sino también cuando él mismo ora. Así, además del contenido, nos enseña las disposiciones requeridas por una verdadera oración: la pureza del corazón, que busca el Reino y perdona a los enemigos; la confianza audaz y filial, que va más allá de lo que sentimos y comprendemos; la vigilancia, que protege al discípulo de la tentación". Recorriendo los Evangelios hemos visto cómo el Señor, en nuestra oración, es interlocutor, amigo, testigo y maestro. En Jesús se revela la novedad de nuestro diálogo con Dios: la oración filial que el Padre espera de sus hijos. Y de Jesús aprendemos cómo la oración constante nos ayuda a interpretar nuestra vida, a tomar nuestras decisiones, a reconocer y acoger nuestra vocación, a descubrir los talentos que Dios nos ha dado, a cumplir cada día su voluntad, único camino para realizar nuestra existencia. (Benedicto XVI, 7 de marzo de 2012).

lunes, 8 de octubre de 2012

LUNES DE LA VIGÉSIMA SÉPTIMA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO.


Santo(s) del día: San Hugo.

Santo Evangelio según San Lucas 10, 25-37.

Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?» El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás». Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, cercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».

Meditación:

Jesús responde con la célebre parábola del "buen samaritano", para indicar que nos corresponde a nosotros hacernos "prójimos" de cualquiera que tenga necesidad de ayuda. El samaritano, en efecto, se hace cargo de la situación de un desconocido a quien los salteadores habían dejado medio muerto en el camino, mientras que un sacerdote y un levita pasaron de largo, tal vez pensando que al contacto con la sangre, de acuerdo con un precepto, se contaminarían. La parábola, por lo tanto, debe inducirnos a transformar nuestra mentalidad según la lógica de Cristo, que es la lógica de la caridad: Dios es amor, y darle culto significa servir a los hermanos con amor sincero y generoso.
Este relato del Evangelio ofrece el "criterio de medida", esto es, "la universalidad del amor que se dirige al necesitado encontrado -casualmente-, quienquiera que sea". Junto a esta regla universal, existe también una exigencia específicamente eclesial: que "en la Iglesia misma como familia, ninguno de sus miembros sufra por encontrarse en necesidad". El programa del cristiano, aprendido de la enseñanza de Jesús, es un "corazón que ve" dónde se necesita amor y actúa en consecuencia»
Benedicto XVI, 11 de julio de 2010

jueves, 4 de octubre de 2012

Jueves de la vigésima sexta semana del tiempo ordinario


Santo(s) del día : San Francisco de Asís




Evangelio según San Lucas 10,1-12.

Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir.
Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos.
No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'.
Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.
Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa.
En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan;
curen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'.
Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan:
'¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca'.
Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad.


REFLEXIÓN


Rogad (...) al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

Hoy Jesús nos habla de la misión apostólica. Aunque «designó a otros setenta y dos, y los envió» (Lc 10,1), la proclamación del Evangelio es una tarea «que no podrá ser delegada a unos pocos “especialistas”» (Juan Pablo II): todos estamos llamados a esta tarea y todos nos hemos de sentir responsables de ella. Cada uno desde su lugar y condición. El día del Bautismo se nos dijo: «Eres Sacerdote, Profeta y Rey para la vida eterna». Hoy, más que nunca, nuestro mundo necesita del testimonio de los seguidores de Cristo.

«La mies es mucha, y los obreros pocos» (Lc 10,2): es interesante este sentido positivo de la misión, pues el texto no dice «hay mucho que sembrar y pocos obreros». Quizá hoy debiéramos hablar en estos términos, dado el gran desconocimiento de Jesucristo y de su Iglesia en nuestra sociedad. Una mirada esperanzada de la misión engendra optimismo e ilusión. No nos dejemos abatir por el pesimismo y por la desesperanza.

De entrada, la misión que nos espera es, a la vez, apasionante y difícil. El anuncio de la Verdad y de la Vida, nuestra misión, no puede ni ha de pretender forzar la adhesión, sino suscitar una libre adhesión. Las ideas se proponen, no se imponen, nos recuerda el Papa.

«No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias...» (Lc 10,4): la única fuerza del misionero ha de ser Cristo. Y, para que Él llene toda su vida, es necesario que el evangelizador se vacíe totalmente de aquello que no es Cristo. La pobreza evangélica es el gran requisito y, a la vez, el testimonio más creíble que el apóstol puede dar, aparte de que sólo este desprendimiento nos puede hacer libres.

El misionero anuncia la paz. Es portador de paz porque lleva a Cristo, el “Príncipe de la Paz”. Por esto, «en la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros» (Lc 10,5-6). Nuestro mundo, nuestras familias, nuestro yo personal, tienen necesidad de Paz. Nuestra misión es urgente y apasionante.